A mí que la vida me arrugue el alma,
me arrugue la cara,
me arrugue la falda
porque me lleva a bailar.
A mí que la vida me coja a destiempo,
que me arroje muy lejos,
de sus brazos 
y a restos,
aprender a empezar.
Quiero,
si quiero,
arrugar el entrecejo,
arrugas en los dedos
de tocar (te)
y tocar.
A mí que la vida me recoja,
de nuevo,
y que me planche la mirada
pa´ no cansarme de mirar.
Ni de caerme.
Ni de remar.
Yo quiero vivir con el alma arrugaíta 
de tanto amar.

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