Se queda conmigo.
Ella, que arengó a diez mil soldados,
que distingue las estrellas, aun sin saber sus nombres,
ella que podría tener al que quiera,
se queda en mis abrazos.
La conocí camuflada entre tantas otras, bailando con los ojos cerrados mientras se mordía la boca, con la cara lavada, un moño desecho, y una camiseta rota.
Brillaba.
Y ella, que pudo quedarse con veinte poetas,
un cultureta,
tres hijos de papá.
Ella que conoció a un negraco
de metro noventa,
a un Don Quijote con dos Dulcineas,
a un torero sin coleta,
a uno de derechas sin ná.
A ella que le regalaron Granada,
una mañana,
y no la quiso porque ya era suya.
Ella que pudo tener a cualquiera
me dice que se queda conmigo
porque la enseñé a volar.
Y no se da cuenta que fue ella quien me dio las alas...
Así que ella,
que sale a la guerra al alba,
podría no volver,
pero prefiere,
soñar en nuestra cama.

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