Los del montón

Los del montón se pasa la vida acentuando diferencias. Se hacen tatuajes o mochileros, se tiran desde un avión en paracaídas, escriben un libro, intentan batir algún record, se ponen fulares, pendientes o rastas, crean bandas indies (o las escuchan si no tienen demasiado talento), comen comida fusión etíope con rasgos malayos, gin-tonics de nombres extravagantes, se decoloran el pelo.
Y los neurológicamente diversos malgastan su vida queriendo parecerse al resto. Imitando como visten, cómo hablan, cuándo duermen, escondiendo sus deseos. Frustrando lo que son por los debería, relacionándose por cojones o porque se lo dice el médico. Diciendo que les gusta la playa, la cerveza o los discotecas, fingiendo que disfrutan con el sexo impuesto. Y que van a psicólogas, a psiquiatras, a chamanes para que les enseñe a sentir más, mejor o menos.
Qué paradójico este mundo nuestro...

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