Todo el espejismo de soberbia que percibís en mí
es gracias al amor que he recibido.
Que recibo.
Pero no el de camas o lavadoras,
(ese del que todo el mundo habla)
sino el de cafés que empiezan de día y terminan al alba,
el de no llevabas razón mientras se limpia el labio roto por defenderla,
el de necesito hablar contigo sea la hora que sea.
Soy invencible. Brutal. Inmensa.
Me hacéis.
Debería haber más canciones al respecto.
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