Muros



Soy inmigrante en un país que casi no es extranjero.
Donde me entienden, si quieren,
donde entiendo, si puedo,
con trabajo y algo ahorrado,
paso desapercibida entre sus habitantes,
nadie me mira raro
si no abro la boca.
Tengo una casa donde volver,
y aunque no estoy aquí porque lo deseara,
tenía opciones,
no dejé atrás guerra,
hambre,
violencia sexual.
Vine cómodamente en tren.
Con un documento que me acredita ciudadana europea.
Con derechos.
Ahora,
al otro lado de la pared,
me doy cuenta
que yo creía que entendía, 
que podía sentir el dolor,
la desesperación,
la pérdida,
de quien vino a la tierra en la que por azar nací,
a por futuro,
ahora sé,
que no tenía,
que no tengo,
que jamás podré llegar a tener,
ni puta idea.

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