Sincericidio

Una noche, hace algunos marzos, me atravesó un rayo.
A mí,
que me enseñaron desde los libros y los atriles que el amor enloquece, atormenta, obsesiona, duele.
 Arrastré mis ganas muchos meses...
Escribí mil mensajes no enviados y esperé impaciente la respuesta.
 Cuando la vida nos enfrentó yo vertí demasiado en aquellos ojos incrédulos.
Nunca aprendí a disimular.
Demasiado fácil. Demasiado intensa.
Como quien rememora la batalla,el lunes siguiente, entre distintas cafeínas, le contaba a un amigo  lo que para mí era un principio. 
No hizo falta que me lo dijera pero lo hizo: 

- ¿Cómo se te ocurre decirle todo eso? ¿Le has contado la verdad?

Has cometido "sincericidio".-

Sin haber nunca escuchado esa palabra, entendí.
Me devastó y paseé un deseo durante mil kilómetros.
Hoy ya no están ni el amigo ni el rayo que me fundió dos veces,
pero aprendí que si gusto con límites es que no gusto,
que si me prefieren callada, es mejor no estar.
Me quedé con la palabra...
Y escribí un libro de poemas.


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