Soy lo que me excita, me emociona y me provoca asco hasta la náusea.

Lo que me envuelve y me aterroriza hasta que siento calambres en las manos.

Soy la piel erizada, el llanto incontrolable. La lágrima que no aparece.

El dolor punzante y profundo. El ronroneo ante el placer.

La explosión.

Soy el músculo tensionado, el desvío de mirada, el calor inoportuno.

Y lo que hago para seguir adelante.


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