Te mataron, mi niña, mil veces.




Te mataron, mi niña, mil veces.
Antes de nacer,
ya la cara de tu padre, por no tener pene,
la falta de alegría con la que llegaste al frío,
el trozo más pequeño,
levantarte más temprano.
Te mataron también el día
que ya no fuiste a la escuela,
que costaste lo que tu himen,
que te dijeron que te callaras.
¡Calla!
Y el día de la navaja,
cuando robaron tu placer para siempre,
sangraste tanto...
pero no es sangre lo que más perdiste.
Te mataron el día de tu boda,
la primera vez que te violó,
todas las otras veces,
no poder salir de casa,
cenar después,
tener otra niña,
  no alegrarte nada.
Te mataron, mi niña, mil veces,
aunque tu corazón aún lata.



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