Aprender, al fin y al cabo,
consiste en asimilar pensamientos dados.
Desaprender implica
un gasto de energía inmensamente superior.
Es una lucha feroz entre lo que te dijeron que era correcto,
lo que debería, lo que tenías que ser y tú.
Es cuestionarse la verdad que escriben con mayúsculas.
Abandonar la comodidad de lo ordinario.
Traicionar, en ocasiones, lo que te ofrecieron tus padres,
tu grupo, aquello que creías que eras.
Querer aprender es de sabios.
Desaprender, de valientes.

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