Que bonita la noche,
que bonito es el día,
que bonitas quedan tus manos
sobre las mías.
Que bonitas las lágrimas,
aunque no sean de alegría,
el miedo,
la pasión,
las ganas,
la risa.
Que bonito el insomnio
mientras me miras.
Que bonitas las tormentas,
la angustia,
la soberbia,
la ira.
Que bonitos los rotos,
las rotas,
las torcidas,
los puñales,
las rosas,
las heridas.
Que jodidamente imperfecta es la vida,
que bonito, con todo, sentirse viva.

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