Imagina un campus universitario.
Visualiza los estudiantes, las estudiantes
en clase, en la biblioteca, en la cafetería.
Piensa en los sueños que tienen. En los sueños que sus padres dejaron de cumplir para que tuvieran sueños.
Ahora imagina que irrumpen fanáticos.
Hombres con metralletas encargados de sembrar el caos.
Piensa como entran y disparan diferenciando a las personas por cómo se llama su amigo imaginario.
Imagina esos cuerpos jóvenes ahora inertes, tirados en los pasillos... el terror de sus compañeros... los regueros de sangre hasta la entrada. Imagina el olor, la atmósfera irrespirable, el pánico ante una muerte arbitraria.
Piensa en esa ciudad, que no se recuperará jamás, los compañeros de pupitre que no volverán, las madres, los padres que seguirán respirando, así es el ser humano, pero no podrá llamarse vivir a lo que hacen. Piensa en un país que pierde lo mejor que tiene.
Imagina una facultad llena de cadáveres de universitarios.
Visualiza los estudiantes, las estudiantes
en clase, en la biblioteca, en la cafetería.
Piensa en los sueños que tienen. En los sueños que sus padres dejaron de cumplir para que tuvieran sueños.
Ahora imagina que irrumpen fanáticos.
Hombres con metralletas encargados de sembrar el caos.
Piensa como entran y disparan diferenciando a las personas por cómo se llama su amigo imaginario.
Imagina esos cuerpos jóvenes ahora inertes, tirados en los pasillos... el terror de sus compañeros... los regueros de sangre hasta la entrada. Imagina el olor, la atmósfera irrespirable, el pánico ante una muerte arbitraria.
Piensa en esa ciudad, que no se recuperará jamás, los compañeros de pupitre que no volverán, las madres, los padres que seguirán respirando, así es el ser humano, pero no podrá llamarse vivir a lo que hacen. Piensa en un país que pierde lo mejor que tiene.
Imagina una facultad llena de cadáveres de universitarios.
Ahora imagina que son blancos.
Por lo visto el dolor es de colores.
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