Intentas rescatar tesoros
de este barco zozobrando,
y sacar de mis ojos
la visión que tengo
de esto mundo de mierda.
Y luchas por mi sonrisa,
y aplacas mis tormentos,
y curas las heridas
que me ha dejado el miedo.
Contestas con voz calmada
las preguntas del infierno,
acaricias la espalda
de este cuerpo muerto.
Y me alegras las mañanas,
y llenas mis noches de cuentos,
y resucitas esta alma podrida
cuando la inundas de besos,
y confías en el cambio,
y te instalas en los huecos,
y no quieres que te deje,
pasar sólo más tiempo.

Me pides que me quede
pero no voy a hacerte eso.