Candela. 32 años. Mediadora Social.
No le sobra,
pero esconde dinero en los bolsillos de los pantalones de su padre cuando va de visita.
Es la única manera de que acepte su dinero,
ahora que no pasa por una buena racha.
Y le encanta imaginar la cara que pone cuando lo encuentra.
Porque todo el mundo sabe que encontrar un billete olvidado en los bolsillos es uno de los pequeños placeres de la vida.
Pero sólo ella conoce el placer de provocarlo.
No le sobra,
pero esconde dinero en los bolsillos de los pantalones de su padre cuando va de visita.
Es la única manera de que acepte su dinero,
ahora que no pasa por una buena racha.
Y le encanta imaginar la cara que pone cuando lo encuentra.
Porque todo el mundo sabe que encontrar un billete olvidado en los bolsillos es uno de los pequeños placeres de la vida.
Pero sólo ella conoce el placer de provocarlo.
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