Cómoda en el barro.
Araño la tierra porque tiendo a lo bajo.
A lo oculto.
A lo sucio.
A lo raro.
No me gustan las coronas,
ni de oro en vida,
ni de flores muerta.
Aprender para ser, no para opacar.
Tejer para sostener, no para atrapar.
Acompañar para estar, no para asfixiar.
Gritar para defender, no para callar.
Llega barbilampiño a las 8 a trabajar.
Sale ojeroso, con bigote y yo juraría que más delgado.
Ahí se va un hombre devastado a que alguien recoja lo que queda.
Y todavía sigue pensando que él elige.
Cansada de no ser quienes todos ven y esconder a quien creo que me avergüenza.
Estrujo a esa perra y la mantengo amarrada, en silencio, drogada para que no salte.
Pero ¡ay! el día que los astros se desalinean y enseña la garras...
Vivo para esos instantes.
Me dejaron caer.
En quien siempre confié mi equilibrio, soltó la mano.
"Me dio un calambre"
"Yo también estoy cansada"
"Apretaba demasiado"
Estoy en el suelo, aprendiendo a andar (siempre me dijeron que yo volaba).
Y ahora no sé si es que nunca tuve alas
o se me han olvidado de tanto arrastrarme.